Mal de altura
Una serie de problemas médicos se pueden presentar secundarios a la exposición de nuestro organismo a ambientes con baja tensión de oxígeno. Al disminuir la presión atmosférica a medida que ascendemos, los gases que componen la atmósfera (principalmente Nitrogeno y Oxigeno) se vuelven menos disponibles por la dispersión de éstos. En expediciones por sobre los 4.500 o 5.000 msnm deberemos considerar al “mal de altura” o “mal agudo de montaña” o “sindrome de falta de adaptación a la altura”, como un factor relevante a tener en cuenta y prepararnos para que uno o más miembros de nuestro grupo se puedan ver afectados. En general, cuando subimos desde el nivel del mar por sobre los 3.500 msnm todos nos vemos afectados en mayor o menor medida por las molestias habituales de la altura: algo de cefalea, fatiga, disnea de esfuerzo, taquicardia leve, anorexia, mareos, insomnio, etc. Sin embargo la mayoría se adapta y los signos y síntomas ceden en el transcurso de los primeros días, este proceso lo conocemos como “aclimatación”.
Por desgracia, no hay manera de predecir quién estará afectado seriamente por el mal de altura. Es tentador suponer que estar físicamente en forma, no fumar ni beber, etc. nos podrá ayudar a prevenir su aparición, pero la literatura y la experiencia nos enseñan que lo mejor es estar preparado para su detección temprana y tratamiento apropiado. Como en todo, sirve prevenir haciendo una aclimatación progresiva, de manera que le des tiempo a tu organismo para poner en marcha los mecanismos de adaptación. También una alimentación rica en hidratos de carbono y abundante ingesta de agua, son factores que nos ayudarán en la necesaria adaptación.
Revisemos algo de los signos y síntomas que se pueden presentar. Al comienzo podrá presentarse dolor de cabeza leve o discreto (cefalea), pérdida de apetito (anorexia), insomnio, apatía y cansancio inmediato ante cualquier esfuerzo, los cuales pueden remitir con una aclimatación adecuada, la que habitualmente tarda unos días y consecuentemente, las molestias irán desapareciendo gradualmente.
Sin embargo, la aparición de vómitos, cefalea que no seda a analgésicos, alteración en la marcha y en el equilibrio, disminución de la orina (oliguria), dificultad para respirar (disnea) y aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia), son indicativos de agravamiento. Nuestro organismo no logró adaptarse y las manifestaciones tempranas del mal de altura se hacen presentes.
¿Qué hacer? Ante sintomas leves habrá que detener el ascenso, hacer reposo y tomar analgésicos (paracetamol) hasta la remisión de los signos. Dormir bien, tener apetito y orinar con frecuencia y de color claro, son indicativos de que te has aclimatado y todo va bien. De no ocurrir lo anterior, la conducta más adecuada es comenzar el descenso hasta lograr una mejoría de los signos y síntomas; hacer reposo, hidratar y alimentar adecuadamente al paciente. El volver a ascender, especialmente si se han observado signos agudos, es una desición que deberá meditarse detenidamente, pues existe mayor riesgo de aparición de un cuadro de mayor gravedad y dificultad en su tratamiento.
Complicaciones, hay dos cuadros graves que se presentan como complicaciones del mal de altura y que requieren atención inmediata pues pueden conducir rápidamente a la instalación de un cuadro muy severo y difícil de revertir.
Edema Pulmonar : en términos simples es la acumulación de fluídos en los pulmones, cuestión que se manifiesta con disnea en reposo, tos seca o espectoraciones eventualmente espumosas. Esto es indicativo de un paciente gravemente enfermo, que debe ser evacuado a menor altitud a la brevedad. Usualmente un descenso de 500 metros ya produce mejoras significativas.
Edema Cerebral : esta vez se trata de acumulación de líquido en el cerebro, lo que produce primero signos parecidos al mal de altura, pues es un agravamiento de éste, pero la cefalea, la confución, la somnolencia y los trastornos en la marcha se agudizan. Es un cuadro grave que requiere que el paciente descienda urgentemente a una menor altitud para recibir tratamiento adecuado.
Mal de altura, edema pulmonar o cerebral, pueden evolucionar rápidamente en un mismo individuo, de manera que es mejor actuar con exceso de celo, atender los signos y síntomas precozmente, en especial si estos se comienzan a acumular y agravar con rapidez. Respecto al tratamiento, siempre la prevención sera lo prioritario (aclimatación); la administración de medicamentos deberá estar restringido al personal entrenado, es decir al encargado médico de la expedición.
Finalmente me referiré al uso de Acetazolamida (Diamox) de manera profilactica (uso preventivo). Como en otros temas, tampoco hay una opinión consensuada respecto a su indicación y eficacia. Lo que parece bastante claro es que una vez instalado el cuadro (mal de altura o edema pulmonar), su uso no genera mejoras significativas. Esto sin contar que cuesta bastante encontrarlo en nuestras farmacias. Con todo, si se decide a usarlo, deberá contar con asesoria de su médico y comenzar el tratamiento algunos días antes de ascender.